¿Se acuerdan de cuando publicaba mucho? Si yo tampoco, el año pasado fue un error en la Matrix. Igual sin broncas no pienso desaparecer aunque la adultez y el mundo tangible me den de chingadazos.
Pero a lo que vine, en una de mis pocas salidas al mundo exterior pase por un Sanborns a buscar una agenda que solían vender ahí ¿La encontré? No, pero conseguí por la módica cantidad de ciento cincuenta pesitos algo mucho mejor que mi agenda: el tomo de Beast Boy de Gabriel Picolo y Kami Garcia, aká el introductorio de Beast Boy al universo donde se desarrolla esa historia de los Teen Titans.
Realmente, la figura de este personaje no es una de mis favoritas dentro de las otras versiones de los Teen Titans, aunque, si me gusta mucho el diseño que Picolo le ha dado a lo largo de los años y su relación con Raven.
Esta novela gráfica la comencé sin expectativas, la quería por dos simples razones: es de Picolo y quiero tener la serie completa. Y ya esta, aparte de que no iba a quedarme con la duda de como llega a conocer a la chica demonio.
¿Esto es otro éxito como Raven? por supuesto, pero es algo muy distinto. Cuando lo estaba leyendo comente en un grupo que la trama era muy ligera, cosa que dio como resultado un “Pues.. es Beast Boy, no es profundo”. Y me quede pensando en las implicaciones de esas palabras, el personaje y la trama en sí.
Llegue a la conclusión de que no concuerdo.
Para empezar la trama general sí puede parecer muy simple, no hay ningún accidente en las primeras hojas y los motivos que llevan a Garfield Logan a querer destacar en su preparatoria son banales, si, una trama de soy el chico que nadie pela y quiero ser popular. ¿A que costo? Es la pregunta, a uno muy alto.
La cosa es que mientras el protagonista intenta ganar la popularidad y a la chica, realiza acciones que no solo lo ponen en riesgo a él. ¿Se acuerdan de ese cap de tiktok de la virgen de Guadalupe o el de los retos de internet? Pues algo así hace Logan. Quiere ser popular a base de cumplir retos pendejos y publicarlo en sus redes sociales. Éxito seguro, la cosa es como logra salir bien librado de estas situaciones.
Nosotros sabemos que es por su habilidad de cambiar y adaptarse a su entorno o necesidades, cosa que otros no tienen. En este camino a diferencia de otros comics o historias del tipo no deja a sus amigos de lado, de hecho otras de las acciones que lleva a cabo están muy relacionadas con su lealtad o la necesidad de ayudar a estos amigos.
Sin hacer spoilers les puedo decir que si piensan dos veces las acciones que Garfield realiza en su afán de ayudar, podrán ver como el mismo llega al extremo de lo “adecuado” esta rompiendo un límite sin pensar en las consecuencias de sus actos, algo que me gusto mucho es que para después cuando llega la hora de intentar enmendar sus medidas de pata se da cuenta de que no puede actuar siempre por impulso. Y ese es un crecimiento de personaje poco visto en novelas gráficas o comics donde los buenos rara vez se equivocan o admiten que se han equivocado al intentar ayudar.
Otra cosa por la que no se me hace sencillo esta novela gráfica es por el cómo ha obtenido sus poderes. Siento que es un gran dilema moral, por parte de sus padres y que para bien o mal las emociones que el personaje presenta al respecto son enteramente humanas y está en todo su derecho de gritar lo que se le dé la gana. No, no se los voy a spoilear pero no es una forma “bonita”.
Además de que en cierta forma explica el porqué de su empatía con ciertas situaciones por las que pasan otros seres vivos, no humanos.
Siento que si bien el hilo conductor de la novela es sencillo, te deja entrever trasfondos y si fuera a escribir un fanfic tendría muchísimo material para trabajar sus inseguridades, virtudes y defectos. Así como para hacerlo un villano con buen motivo, pero ese no es el caso.
Al final es una buena novela gráfica, una que puedes leerte entre dos pesadas. Al igual que en Raven, David Calderon hace un trabajo hermoso con el color. Sólo que aquí no se sigue el mismo patrón que en la otra novela, donde el color estaba asociado a las emociones.
En este caso todo tiene color, todo, hasta los fondos pero no esta sobre saturado o cargado, sigue manteniendo ese toque ligero en una paleta de color en tonalidades verdosas y grises. Y puedes ver claramente que pertenecen a la misma dupla de trabajo.
Otra cosa curiosa que me gusta de ambas novelas es como están asociadas de una forma u otra a libros que son mencionados en ellos, en Raven fue Drácula y aquí uno de mis favoritos: El Señor de las Moscas. Bajita la mano son libros reveladores en cuanto a las tramas y sus desarrollos y ahí lo dejo.
Si la encuentran, sí recomendaría comprarla. La verdad es que la relación calidad/precio de estas novelas está bastante equilibrada y las historias claramente lo valen también. Ahora me sentaré a esperar: Beast Boy loves Raven.