Por ahí en telegram dije que este año, si no había relatos o reseñas habría arte. O no tanto arte, si no dibujos que he venido haciendo en horas muertas y minutos robados.
Mi relación con el dibujo es muy ambigua, durante años fue sólo la forma en la que dejé salir emociones no gratas, por lo que inevitablemente asociaba el dibujar con momentos de caos emocional. Mientras más detallado, más mierda estaba por dentro.
Esto técnicamente no ha cambiado. Pero llevo tiempo intentando reconciliándome con el hecho de crear. Y por suerte, ahora a parte de emociones negativas puedo decir que también han salido algunas cosas decentes de momentos positivos.
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