¡Todos a bordo!

El pez payaso | Reseña

No podía llorar. No podía sentir nada. Todo era demasiado extraño: la cara pálida de mamá y  sus sollozos; el paso constante de gente por la casa, haciéndome preguntas «¿Te sientes bien?», «¿Quieres hablar con alguien?». Pues claro que sí: quería hablar con papá. Deseaba que entrara por la puerta del frente, riendo por la broma que nos había jugado a todos. Quería que me guiñara el ojo como siempre y dijera: «Te engañe, Dak».

Aquí aún nos sobran libros de la FIL Guadalajara ¿saben? este en particular estuvo en mis encuestas de Instagram donde pregunte cual leía primero, perdió como tres veces (siganme alla, pa’ ver que ando leyendo y bebiendo). Y siento que es por el título, un tanto desafortunado, muy significativo pero no llama tanto la atención como debería.

Este librito que me avente en dos horas y media, aproximadamente es precioso, ni se nota que tardó dieciocho años en ser escrito. El pez payaso, narra la vida de Dak después  de perder a su padre, un bromista empedernido, que vaya cosa ¡se convirtió en un pez payaso! he de ahí lo relevante del nombre de la obra, es algo que para bien o mal no se aprecia hasta que se ha comenzado con la lectura.

Pero algo que sinceramente me ha encantado, no es en si la trama que es sencilla: hay que salvar el acuario donde ahora vive su padre. Si no, el como maneja las emociones de un niño casi adolescente ante la perdida de un ser querido. Muestra que no existe una edad para comprender lo que esta pasando, que incluso los niños son conscientes de lo que sucede alrededor aunque los adultos intenten decidir que es «mejor» para ellos.

Retrata de una forma casi casual que los hijos pueden invertir los roles de cuidado cuando los padres pierden el piso. Pone el dedo sobre el hecho de que ellos solos, asumen que deben hacer las cosas cuando alguien hace falta en casa. Y los adultos no siempre son consientes de ese hecho e incluso pueden no realizar el estado de abandono en que sumen a sus hijos cuando algo, en este caso el dolor, les abruma tanto que casi olvidan su existencia.

Puedo decir que este es uno de esos libros que ojala hubiera llegado antes a mi vida, probablemente cuando era más pequeña y empece a perder a las personas que quiero. Creo firmemente que a los niños no se les debe ocultar la muerte, ni negarles el derecho a pasar por el duelo a su manera y este es un libro que puede ayudar a tener ese acercamiento, que tal vez los haga sentir acompañados en el proceso de decir adiós.

Y al mismo tiempo, entrelazada la narración fantasiosa de un padre pez y el duelo tenemos como personaje a una niña, Violet, que contrario al protagonista odia a su padre o cree odiarlo. Su madre tampoco es santo de su devoción, pero no es que ella tenga la culpa; en su personaje vemos otro tipo de abandono cuando los padres persiguen su felicidad a costa del desarrollo de un hijo.

Este es un tema delicado, en el que no se ahonda mucho, pero sin duda yo leería un libro entero de Violet, su personaje es muy profundo y lleno de matices. La situación de vida por la que pasa podría ayudar a otros niños/adolescentes a no sentirse tan solos si se encuentran en la misma situación. Creo que un libro que recomendaría si la historia de Violet les parece interesante es «Aparecio en mi Ventana» que reseñare pronto.

Como adultos, este libro puede ayudarte o no a dar paz a tus sentimientos, inclusive a ayudarte a expresarlos, si has perdido a alguien tal vez no te sea tan difícil leerte a ti en las lineas de este pequeño librito. Y el  final… el final es perfecto, para mi, duele y es como todo: un instante.

 

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