Hace unos días puse un enlace sobre hacer live wrinting con ustedes, no es algo nuevo para mi; hace unos meses estuve practicando mi improvisación. Porque aunque sea marca registrada de la casa, a veces ocupó un empujón. El relato que leerán a continuación fue escrito con las palabras dadas sobre la marcha por Cecilia Aguero, la autora de Todas las estrellas del cielo (la reseña sale este mes).
Y cuando digo sobre la marcha es literal, yo voy escribiendo y alguién me da palabras al azar que debo incluir en el texto ya sea de forma literal o relacionada. Las que Ceci me dio fueron las siguientes y si son muy sensibles considérense advertidos:
- Desgarro
- Macabro
- Quemar
- Herida
- Saciar
- Espectro
- Muerte.
Pero a lo que vinieron a leer el relato:
Terror bajo la piel
La gente suele decir que el tiempo cura las heridas, pero esas son estupideces y lo sabes porque han pasado los años y aun recuerdas el horror de escuchar sus gritos, desgarraron tu alma con su sonido e impregnaron tus memorias con sus sentimientos.
A veces, buscas una palabra para describir los años, meses y días que pasaste encerrada en ese lugar; aun no logras encontrarla. La más cercana debe ser “macabro” pero aun así la sensación en tu piel te dice que no, que se queda corta. Que la han usado tanto que es insuficiente e insípida.
En otras, cuando pasas horas bajo el agua caliente casi puedes sentir como todo en tu interior explota y el llanto sale a borbotones quemandote a su paso, deseas gritar y arrasar con todo. Demostrarle al mundo que el fuego que te dejo el sufrimiento por dentro no debe ser ignorado.
Porque tu eres diferente. Las otras que estuvieron contigo dicen que las heridas han comenzado a sanar, que sienten hielo o calma, alguna dijo que ella solo tenía un gran vació por dentro que debía llenar, pero tu no. Tu ardes, estas llena de todo lo que pudo ser y te arrebataron, no deseas saciar el hambre de calma como las demàs, tu , tu quieres prenderle fuego al mundo, que sufran contigo.
Cuando intentas explicar que es el pasado, no usas las metáforas que mencionan los libros no hay ningún espectro rondandote mientras caminas por las calles, tampoco un demonio asechandote debajo de la almohada. Tu llevas las cosas por dentro, debajo de la piel sientes su cosquilleo cuando anochece, te apura para correr, antes de que un hombre salga de la nada y te arrastre por el piso manchado tu vestido de tierra y aceite.
Los músculos de tu abdomen se contraen de terror como si tuvieras un parásito por dentro, porque eso es tu pasado un parásito que te infecta en cada momento y nunca te dejara sola. No importa cuantas arcadas te den sobre la taza después de cenar fuera, que escupas la bilis e intentes vivir, el miedo seguirá ahí infectando tu mente y tu carne, sin tregua hasta el final.