Divagaciones

A tu ausencia

La historia simple de alguien que se fue
dejando algún cigarro sin fumar,
algún periódico sin comprender — Tras el ventanal, Malpais

Fue hace siete horas. Siete. 

Negué durante un minuto entero las palabras que estaba leyendo ¿sabes?. Una parte de mi sigue negándolo a pesar de que con lentitud la noticia se esparce.

Cuando marque tu número lo hice con miedo y al escuchar que la voz al otro lado de la línea no era la tuya, se me escapó el aire. El nudo en mi garganta me hizo imposible decir algo más que un rápido “lo siento“ y colgar para quedarme viendo nuestra última conversación. 

Son nuestras fotos, lo último que existe en ese chat, esas que tomamos a las dos de la mañana el día que te conocí. El “mira que guapo salgo ahí”dijiste eres un egolatra, eras, que difícil es pensarte en pasado cuando hace sólo unos días hablábamos de viajar juntos, de volvernos a ver.

Y recuerdo la primera vez que me atreví a hablarte, rompiendo todas las reglas de seguridad del internet, las risas que te dieron cuando te dije que yo te consideraba inalcanzable, que me intimidabas. Recuerdo bien como describiste que te sonrojabas por mis palabras, pues en ese entonces no te considerabas un gran autor.

Y ahora se me escapa una risilla, casi histérica, cuando leo que dicen que solo tienes un libro ¡si supiesen cuántas historias escribieron tus dedos!. Me gustaría ver sus caras si pudiesen saber a cuantas de nosotras nos hiciste llorar y reír leyéndote a escondidas o descaradamente a media clase. 

Si supieran cuantas otras historias se quedaron a medias, como simples ideas compartidas a media noche a miles de kilómetros de distancia. Y me pregunto si a alguien allá en tu país le confiaste que escribías fanfics, que te encantaba ser varitologo y que existe un grupo de niñas de México que te quieren, que les dolerá tu ausencia cuando se enteren de que ya no estas. 

Me pregunto si sabrás que nos embarga una impotencia que carcome por dentro, que la distancia pesa hoy más que nunca. Nos da de cachetadas y se burla de nosotros, esta vez el internet no va a hacernos sentir que estamos juntos como viene haciéndolo desde hace más de nueve años. 

¿Quién iba a pensar que un Fic de Harry Potter nos llevaría a tantos años de amistad?  Una amistad llena de detalles tontos, chistes malos, secretos compartidos, consejos dados entre ideas para fanfics y originales que nunca publicamos. 

Llevo siete horas Lobo, ¡siete! esperando que una notificación aparezca junto a tu nombre, que me digas que siempre si serás el juez del próximo concurso que organice, porque después de todo si tendrás tiempo. 

Quiero que aparezca por generación espontánea un mensaje con la noticia de que tu siguiente novela ya está a nada de ser publicada y que por fin enviaste la copia firmada de “Mitos sobre hombres“ que olvidaste traerme a México. 

Pero sé que no será así. Sé que es verdad que pese a todas las promesas que nos hicimos, la única que pudimos cumplir fue conocernos. Y agradezco esa oportunidad que tuvimos de hacer el tonto por la ciudad, de compartir esa cerveza que nos prometimos cuando apenas rozábamos la mayoría de edad. 

Y te prometo Villa, que lo intentaré, me sentaré y escribiré todos esos cuentos de los que te hable; prometo que se me quitará el miedo del que tanto te reías, y me atreveré a creerme que se escribir. Que vale la pena leerme. 

Y no te diré adiós, porque mientras tus historias, los consejos y mis recuerdos permanezcan, estarás aquí. 

3 comentarios en “A tu ausencia”

  1. Gracias por poner palabras que reflejan un poco de lo que vengo sintiendo desde que desperté a este día que quisiera no haber despertado, en el que todo se sigue sintiendo como un mal sueño del que espero una notificación del celular me despierte de la pesadilla. Gracias por querer a Villa, porque sé que el sentía un gran cariño por vos. Gracias por reflejar como era él, y sobre todo gracias por hacerme sentir un poco menos sola en esto de extrañar -y de no poder creer que ya no esta-.

    1. Nanu, creo que todos sabemos lo mucho que Lobo te quería. No había conversación en la que de una u otra forma tu nombre no apareciera. Desde acá te mando abrazos y te hago compañía, porque a pesar de ponerlo en palabras aún no quiero pensar en que de verdad ha no está. Ojalá algún día podamos coincidir y beber a su salud, micheladas no, porque no pudo ni con una.

  2. No te conozco y no se quien eres, pero agradezco mucho los buenos conceptos que tienes de sobrino Carlos, y el cariño con el que lo recuerdas.

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